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domingo, 10 de junio de 2018


Alejandro Mario Fonseca

Naomi Klein (nacida en Montreal, Canadá, el 8 de mayo de
1970) es una periodista, escritora y activista canadiense de
gran influencia en el movimiento antiglobalización y en
el socialismo democrático.
Fruto de sus investigaciones, ha escrito varios libros
comoNo Logo (2001),Vallas y ventanas (2003),La doctrina
del shock (2007), el guion del documentalLa Toma. Su
último libro es El capitalismo contra el clima (2014).
Estas son las obras de la valiente periodista Naomi Klein. Si
usted quiere conocer su biografía puede consultar la
Wikipedia.
Lo que me propongo es comentar su texto La doctrina del
Shock para comprender la enorme complejidad a la que se
enfrentará el próximo gobierno de Andrés Manuel López
Obrador.

La doctrina del shock

Se trata de su tercer libro, publicado el 4 de septiembre de
2007, que se convirtió en un best seller internacional,
apoyado por el New York Times y traducido a 28 idiomas.

En el argumenta que las políticas de libre mercado del
laureado Nobel Milton Friedman y la Chicago School of
Economics (Escuela Económica de Chicago) tuvieron apoyo
en países como Chile bajo la dictadura de Pinochet, Polonia,
Rusia, bajo Yeltsin, y los Estados Unidos (por ejemplo, la
privatización de la New Orleans Public Schools después del
desastre del Hurricane Katrina).
También sostiene que las políticas iniciales para favorecer,
la privatización de la economía de Iraq bajo la Coalition
Provisional Authority (Autoridad Provisional de la Coalición)
fueron impuestas mientras los ciudadanos de éstos países
estuvieron en shock por los desastres, convulsiones, o
invasiones.
La tesis central del libro es que aquellos que tuvieron que
implementar las impopulares políticas de libre mercado
ahora lo hacen rutinariamente tomando ventaja de ciertas
características de las secuelas de los más grandes desastres,
sean estos económicos, políticos, militares o de la
naturaleza.

El capitalismo depredador

Cuando una sociedad experimenta un gran “shock” hay un
deseo generalizado por una rápida y decisiva respuesta para
corregir la situación; este deseo, de grandes acciones e
inmediatas, ofrece una oportunidad a los actores

oportunistas para implementar políticas que van lejos, más
allá de una legítima respuesta al desastre.
Entonces la rapidez con que se implementan las acciones de
rescate, determina que sean indiscutibles: así las políticas
impopulares y desconocidas serán intencionadamente
llevadas a efecto.
La doctrina del shock es la historia no oficial del libre
mercado. Desde Chile hasta Rusia, desde Sudáfrica hasta
Canadá, es la implantación del libre mercado que responde
a un programa de ingeniería social y económica que Naomi
Klein identifica como «capitalismo del desastre”. (Cfr.
Wikipedia).
México no escapa a este fenómeno mundial y lo que se
avecina con la llegada a la presidencia de Andrés Manuel
López Obrador es un gran reto sin precedentes en nuestra
historia, por ello conviene estudiarlo. Pero antes veamos
qué es el famoso neoliberalismo.

¿Qué es el neoliberalismo?

Y aquí viene lo más interesante. Klein identifica la abolición
de la Unión Soviética, como un parteaguas histórico. “…el
capitalismo se vio de pronto libre para degenerar en su
forma más salvaje, el libre mercado había pasado a disfrutar
de un monopolio mundial”.
Primero los polacos y después los rusos fueron engañados,
se les hizo creer que después de la terapia del shock

despertarían de pronto en un “país europeo normal”.
Mientras que la realidad histórica era otra. Los países
europeos normales, con sus sólidos sistemas laborales y de
salud, habían surgido precisamente del compromiso entre
el capitalismo y el comunismo.
Se trató de una especie de capitalismo suave, que los
europeos habían ido construyendo a base de cruentas
luchas en los que los sindicatos y los partidos de izquierda
habían sido los principales protagonistas. Al caer la Unión
Soviética el compromiso se perdió y dio paso al capitalismo
salvaje.
Se trata del núcleo duro de la teoría económica de la
Escuela de Chicago, mundialmente conocida como
“neoliberalismo”: el capitalismo de siempre, pero
despojado de sus correctivos socialdemócratas.
“Es el capitalismo en su fase monopolística, un sistema que
se ha soltado la melena, por así decirlo: que ya no tiene que
esforzarse en cuidarnos como a clientes, que ya puede ser
tan antisocial, antidemocrático y grosero como le plazca”.
Los críticos norteamericanos utilizan el término
“neoconservadurismo” en lugar de neoliberalismo. Y Donald
Trump viene a ser el líder en turno de esta corriente de
política económica.
Se trata de la más dura expresión del capitalismo salvaje, al
servicio del gran capital financiero internacional y de las

empresas ligadas a la destrucción y a la contaminación
medioambiental.

México: la crisis del tequila

En su libro de 700 páginas a renglón cerrado, Naomi Klein
apenas si menciona a México. Y es que en nuestro país no
ha sido necesaria una terapia de shock. El PRI-gobierno ha
tenido siempre todo bajo control. En el capítulo dedicado al
desmantelamiento de la Unión Soviética nos habla de la
“crisis del tequila”.
Se trata de la herencia que le dejó Salinas a Zedillo. El
abrupto cambio de modelo económico que Salinas bautizó
como “modernización”, se tradujo en el Tratado de Libre
Comercio, en un cúmulo de privatizaciones y en el inicio de
la corrupción desenfrenada.
En 1994 México sufrió una depresión mayúscula, la famosa
crisis de los tesobonos. Según datos de la revista Forves, del
rescate se generaron 23 nuevos milmillonarios (en dólares).
La crisis y la posterior ayuda estadunidense también
abrieron a México a una participación sin precedentes del
capital extranjero: en 1990 sólo uno de los bancos
mexicanos era propiedad extranjera, pero en 2000, 24 de 30
bancos del país estaban ya en manos foráneas.
Después del salinato el desmantelamiento del “Estado de
Bienestar a la mexicana” continuó con los panistas Fox y
Calderón, y después con Peña, se profundizó. Y ahí estamos.

¿Estamos por vivir en México una gran transformación
económica, política y social? Al parecer muy pronto lo
veremos.

viernes, 1 de junio de 2018



• Es fundamental el tratamiento del agua para mi gente de San Andrés
Cholula

San Andrés Cholula, Pue.- El candidato a la presidencia municipal de San
Andrés Cholula por el Partido de la Revolución Democrática, Raymundo
Cuautli Martínez, al recorrer las calles de San Bernardino Tlaxcalancingo
dio a conocer sus propuestas de campaña, enfocándose al tema del
tratamiento del agua, con la finalidad de preservar la salud del medio que
rodea a las familias sanadreseñas.
Problemática que es indispensable analizar ya que las plantas de tratamiento
son un conjunto de operaciones y procesos por los que tiene que pasar el
líquido vital removiendo los sólidos y las arenas presentes en las aguas
negras, logrando así la eliminación de bacterias patógenas que contienen
éstas, estabilizando la materia orgánica, y evitando la contaminación.
Para el candidato del Partido de la Revolución Democrática es importante
tratar el agua, puesto que esto traerá consigo mayores beneficios, ya que al
garantizar el acceso al agua salubre y al contar con las instalaciones

sanitarias adecuadas, se tendrá un mecanismo bastante eficiente,
desarrollando un porcentaje alto de sanidad contra todo tipo de
enfermedades.
“ Muchas veces nos olvidamos que el ciclo del agua es fundamental para
nosotros ya que ambos forman parte uno del otro, es decir no hay vida sin
agua” sentenció Ray Cuautli al estar dialogando con los ciudadanos
sanandreseños.


Alejandro Mario Fonseca

Hace medio año escribí una paráfrasis que buscaba ser una
metáfora jocosa del devenir político mexicano, ahora la
reproduzco por su enorme actualidad:
Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo.
Todas las fuerzas de la vieja Europa se han unido en santa
cruzada para acosar a ese fantasma: el Papa y el zar,
Metternich y Guizot, los radicales franceses y los polizontes
alemanes.
¿Qué partido de oposición no ha sido motejado de
comunista por sus adversarios en el poder? ¿Qué partido de
oposición a su vez, no ha lanzado, tanto a los representantes
de la oposición, más avanzados, como a sus enemigos
reaccionarios, el epíteto zahiriente de comunista?
De este hecho resulta una doble enseñanza: Que el
comunismo está ya reconocido como una fuerza por todas
las potencias de Europa.
Y que ya es hora de que los comunistas expongan a la faz
del mundo entero sus conceptos, sus fines y sus tendencias,
que opongan a la leyenda del fantasma del comunismo un
manifiesto del propio partido.
Con este fin, comunistas de las más diversas nacionalidades
se han reunido en Londres y han redactado el siguiente

"Manifiesto", que será publicado en inglés, francés, alemán,
italiano, flamenco y danés.

Una utopía seductora

Usted acaba de leer los primeros párrafos del Manifiesto
del Partido Comunista, escrito por Marx y Engels como
programa de la Liga de los Comunistas. Se publicó por
primera vez en Londres en febrero de 1848.
Yo lo leí por allá a fines de los años 60 cuando estudiaba la
prepa. Fue una lectura maravillosa que, a mí corta edad me
marcó para toda la vida. Lo que no quiere decir que hoy en
día siga creyendo en las profecías del Manifiesto.
¿Por qué me gustó tanto en aquella mi primera juventud?
Porque desde el punto de vista moral y ético era revelador:
existían alternativas al mundo de pobreza y desigualdad en
el que nos había tocado vivir.
La propuesta era muy clara: el “socialismo científico”. Un
mundo en el que ya no existiría la propiedad privada, en el
que la sociedad organizada le daría a cada cual lo que le
corresponde.
Un mundo feliz, sin hambre, sin enfermedades, sin
corrupción. El camino era la “lucha de clases”: los
campesinos y el proletariado organizados en partidos
políticos derrocarían a los gobiernos burgueses. Pero ¿qué
fue lo qué pasó?

El socialismo real fue un fracaso

Como todos sabemos el prototipo fue la Unión Soviética.
Tras la Revolución de Octubre vinieron los conflictos entre
los líderes y muy pronto la utopía devino en dictadura. Así el
acontecimiento más grande del siglo XX sería un
experimento social y político muy violento que fracasó.
La igualdad había dado al traste con la libertad, sin
embargo, en Europa y en los Estados Unidos la semilla
socialista daría frutos en los sindicatos. El sindicalismo
aliado con los partidos políticos de izquierda poco a poco
iría obteniendo conquistas.
La social democracia se impuso en los programas de los
principales partidos políticos. Y hoy en día salvo raras
excepciones ningún político en su sano juicio se atrevería a
sostener la utopía original del socialismo científico.
Sin embargo, la falta de un contrapeso político a nivel
mundial (la “amenaza comunista”), tras la caída del muro de
Berlín, ha traído como grave consecuencia un regreso a una
especie de capitalismo salvaje.
La globalización, el neoliberalismo y la búsqueda de la
productividad y de la competitividad a toda costa han traído
consigo un mundo cada vez más desigual. A pesar de los
grandes avances tecnológicos la pobreza se sigue
incrementando a lo largo y ancho del planeta.

AMLO de carne y hueso

En un contexto así, en el que la riqueza económica favorece
a los menos y las mayorías se ven cada vez más marginadas,
no es extraño que surjan líderes oportunistas que enarbolen
banderas populistas. México no es la excepción.
A primera vista AMLO pudiera aparecer como populista, sin
embargo hay que leer sus escritos, sus libros. No se vaya
usted con la finta de lo que dice en los mítines, en las
asambleas multitudinarias.
Leámoslo con cuidado y descubramos al hombre de carne y
hueso, maduro, sensato, prudente y perseverante; lo que
propone es el respeto a la democracia liberal, pero acotada
en la esfera de la economía: hay que frenar los abusos y la
corrupción.
Y si, en la esfera de lo social resulta conservador, pero no
hay que espantarnos, los mexicanos así somos. Gracias a
Dios compartimos una cultura que nos habla de amor, de
fraternidad, de perdón (amnistía), que nos habla en suma,
de reconciliación.
AMLO se perfila firmemente como el próximo presidente de
México, lo que no significa que debamos bajar la guardia.
¿Por qué? Porque la clase política está dispuesta a todo con
tal de no perder sus privilegios y sus canonjías. La
corrupción y la impunidad campean en casi todos los
ámbitos de nuestra vida económica, política y social.

Seis meses después

Estos últimos 6 meses son un parteaguas en la historia de
México. La perseverancia de AMLO por fin dio frutos. Y es
que no se trata de la última campaña, él hombre lleva toda
su vida en campaña. Pero los últimos 6 meses resultan
sorprendentes y definitivos.
Y es que hubo sorpresas. La primera, la demoledora es que
AMLO se posicionó como puntero en todas las encuestas
serias. Anaya ya está 20 puntos abajo, Meade 30 y el Bronco
no cuenta. Ambos resultaron muy malos candidatos, así que
AMLO Se perfila como absoluto ganador, incluso en el
Congreso.
La otra gran sorpresa es que los populistas resultaron ser los
frentistas y los priistas: ya no saben ni que ofrecer. Y en
contrapartida AMLO cuenta con un margen
suficientemente amplio como para moderar su discurso y
conciliar, para presentarse como lo que realmente es: un
socialdemócrata.
La única incógnita que todavía queda por resolverse es si la
clase política todavía estará dispuesta a jugarse el resto. Es
decir ¿serán capaces de utilizar al INE y al Tribunal Electoral
para frenar a AMLO con un mega fraude electoral?
Ya muy pocos mexicanos le tienen miedo al fantasma del
comunismo. A lo que le tememos la mayoría es a la compra

del voto, al relleno de urnas, a la falsificación de actas y
boletas electorales, etcétera. Ya veremos.