El embarazo en el México antiguo era algo venerado y esperado por todo el pueblo de cualquier cultura, actualmente tenemos testimonio de como era desde los cuidados para concebir, hasta todo el mito que envolvía traer vida a la tierra. El embarazo era altamente reconocido. Por ello inmediatamente que se sabía del hecho se hacia una serie de recomendaciones, de esto nos deja constancia Fray Bernardino de Sahagún en el libro VI de la Historia General de las cosas de la Nueva España.
“ Nieta mía muy amada y preciosa, como piedra preciosa, como chalchihuite y zafiro, noble y generosa, ya es cierto ahora que nuestro señor se ha acordado de vos, el cual está en todas partes y hace mercedes a quien quiere, ya está claro que estáis preñada, y que nuestro señor os quiere dar fruto de generación, y os quiere poner un joyel y daros una pluma rica. Por ventura lo han merecido vuestros suspiros y vuestras lágrimas, y el entendimiento de lustras manos delante de nuestro señor dios, y las peticiones y oraciones que habéis ofrecido en presencia de nuestro señor , llamado tiniebla y aire, en las vigilias de la media noche; por ventura habéis velado, por ventura habéis trabajado en barrer y ofrecer incienso en su presencia, por ventura por estas buenas obras, ha hecho con vos misericordia nuestro señor, por ventura esa fue la causa por que se determinó en los cielos y en el infierno, antes del principio del mundo, que se os hiciera esa merced."
Además se aconsejaba acerca de la conducta a seguir:
" Oíd otra cosa, hija mía, que os encomiendo mucho: mirad que guardéis mucho a la criatura de dios que está dentro de vos; mirad, no burléis con el, mirad que no seáis causa de alguna enfermedad por lustra culpa, a la merced que nuestro señor os ha hecho … que es como un joyel con que os ha adornado; mirad que os guardéis de tomar alguna cosa pesada en los brazos, o levantarla con fuerza… mirad , hija, que no uséis el baño demasiadamente, mirad que no matéis con el calor demasiado del baño."
Se aclara además de que no deben dormir demasiado, de que se realizara poco la relación carnal en este periodo y otras recomendaciones.
Fuentes
-motivosdelamarea.wordpress.com
-Textos Sahagún
- Textos de Francisco Javier Clavijero
- libro La educación de los antiguos nahuas 1
1. El transcurso del embarazo
El embarazo transcurría y “cuando la preñada estaba en días de parir, se juntaban los parientes, aparejaban la comida y la bebida, después del banquite llamaban a la partera que les parecía ser tal para ese efecto. Primero se hablaban los padres de los casados y se levantaban a orar, o de la parte del mozo o la moza y decía de esta manera: “Señores padres y madres de estos casados que aquí estáis presentes: ya esta muchacha anda en días de parir, y anda fatigada con su preñado, porque ya llega el tiempo donde se manifestará lo que fuere la voluntad de dios. ¿Qué sabemos si morirá? Conviene, señores, que la ayudéis: conviene que reciba algunos baños, que entre en nuestra madre el horno del baño, que se llama Yoaltícitl, que es la diosa de los baños, sabedora de los secretos, en cuyas manos todos nos criamos…” Sahagún nos da a conocer todos los rituales que se seguían y las palabras que pronunciaban cada uno de los participantes, sin embargo había algo en la cosmovisión mexica muy especial, se pensaba que el dar a luz era un combate, por ello cuando las mujeres, sobre todo primerizas morían en el parto, se hacia presente la Cihuateteo, la cual era la deidad o representación de la muerte en el parto, esta deidad se llevaba las almas de estas mujeres al Tonatiuhichan, el paraíso de los guerreros y mujeres fallecidas en el parto, a continuación te presento una escultura de las Cihuateteo.
2. El nacimiento del niño
Una vez que nacía el niño recibida la visita de los conocidos y se le dedicaban amorosos discursos, además “luego procuraban de saber el signo en que había nacido, para saber la ventura que había de tener; a este propósito iban luego a buscar y hablar al adivino, que se llamaba tonalpouhque, que quiere decir, sabe conocer la fortuna de los que nacen”. Francisco Javier Clavijero dejó escrito que después de ello… Si el padre de familia era militar, preparaban para esta ceremonia un arquillo, cuatro pequeñas flechas y un vestido para el hijo de la misma hechura del que había de usar de grande. Si era labrador o artífice preparaba algunos instrumentos propios de su arte proporcionados al cuerpo del infante. Si era hija la recién nacida se le aprontaba el traje propio de su sexo, y también algún instrumento de tejer. Si bien los textos citado con anterioridad son extensos y bien documentados, el libro de Alfredo López Austin titulado La educación de los antiguos nahuas 1, se retoma una parte de la obra de Fray Jerónimo de Mendieta llamado Crianza y discursos didácticos a los hijos que me pareció muy ilustrativo. Escribió que “es uso general de ellos bañar las madres desde que nacen sus niños chiquitos que traen a cuestas, en los arroyos o ríos o fuentes, luego en amaneciendo. Y esto no solo en verano, sino mucho mejor en invierno, y en tierras frigidísimas. Una de las más frías de la Nueva España es la provincia o valle de Toluca, y en ellas me acaecía cada domingo que salía del convento luego en amaneciendo para ir a decir misa a algún pueblo de la visita, hallas las indias, que entonces madrugaban para venir a misa, por los arroyos que estaban hechos hielo… Lavando a sus criaturas, que yo, yendo helado de frío, me espantaba como ellos no morían”.
3. Los primeros años del niño
También nos dice que, “ es en aquella primera edad, hasta los cinco o seis años, los deben acostumbrar en algunos movimientos o trabajuelos livianos, cuanto para evitar la pereza y ociosidad sean bastantes. Esto guardan también los indios al pie de la letra: que como los grandes , así hombres como mujeres, usan cargarse ( las mujeres poniendo lo que llevan por carga en un lienzo como sabanilla, y anudada por los cabos la echan al cuello, y los hombres con una faja de palma o juncia, tejida de hasta cuatro dedos en ancho, se asienta en la frente con sus cabos de recio cordel , que se llama mecapal, para atar con ellos la caja o carga que han de llevar, se carga de tres y cuatro arrobas sobre las espaldas) asía sus hijuelos chiquitos les hacen unos mecapalejos también chiquitos, con sus cordelillos, que parecen juguetes, en que les cargan una carguilla liviana conforme s sus corpezuelos, no para que sirva de algún provecho, porque es nada lo que llevan, sino para que se hagan la costumbre de echar sobre sí aquel yugo cando sean grandes. Y cuando sin de ocho o diez años se carga tan buena carguilla, que a un español de veinte se le haría de mal llevarla mucho trecho”. Un tercer aspecto en el que nos ilustra el texto de Medita es que los niños en su niñez tuvieran “gran cuenta de la gente que los criaban, que no viesen por sus ojos actos ni pinturas torpes, ni escucharan pláticas ni palabras feas, porque lo que se ve, oye y habla en la niñez, adelante se toma en costumbre de lo usar. Para ello los padres hacían constantemente exhortaciones a sus hijos e hijas”. El embarazo era un aspecto muy mítico, se pensaba que todo el entorno influía en el nacimiento de una nueva vida, finalmente no nos dejamos de maravillar con las cosmogonía del antiguo México.
investigador: https://tuul.tv/cultura/el-embarazo-en-el-mexico-antiguo?fbclid=IwAR1ACY6K3w_mmo4TqXjM0-mrpMbbxI0hWA_cAlyXZ_pRFan2Aim6dkJnToA