¿Por qué no se reeligió Trump?
Por: Alejandro Mario Fonseca
Todos hemos escuchado la frase “la información es poder”. Y valla
que lo es. Pensemos en dos ejemplos que estamos viviendo
globalmente. La educación a distancia obligada por la pandemia de
covid-19; y las elecciones presidenciales en los Estados Unidos.
Pero antes profundicemos un poco en el concepto. Un experto,
Daniel Pérez Aguilar, nos regala algunas claves. Nos dice: yo creo
que es muy cierto (siempre que sepamos usarla adecuadamente) y
mucho más en el mundo empresarial, ya que la información es uno
de los activos fundamentales de las organizaciones, es por esto que
debemos tener mecanismos para tratarla y sacarles el mayor
provecho.
Su enfoque es empresarial, nos habla de Business Intelligene,
un conjunto de herramientas y servicios que permiten a los
usuarios acceder y analizar de manera rápida y sencilla, a la
información para la toma de decisiones a
nivel operativo, táctico y estratégico. Y la desglosa en:
Dato: elemento constitutivo del conocimiento. Comprende hechos,
representaciones o los mecanismos por los cuales nos es posible
medir e identificar algún aspecto de nuestro mundo, pero que por
sí sólo no aporta valor ya que no es interpretable.
Información: es una interpretación de los datos basada en un
cambio de las condiciones y en el paso del tiempo,
incluye patrones, relaciones y significado a los datos.
Conocimiento: es la información organizada dentro de un marco
conceptual (visión del mundo, un concepto, un principio, una teoría
o cualquier otra base de la necesaria abstracción conceptual que
nos permite comprender nuestro entorno, mejorar la capacidad
para resolver problemas y tomar decisiones).
Información y conocimiento
El conocimiento trata del ámbito de la comprensión según la cual
actúan los individuos. Se tiene como fenómeno especial que si bien
la información puede llegar a ser abundante y agobiante, el
conocimiento es escaso, ya que éste llega teniendo como base a
la experiencia. (Cfr. PublicaTIC.com, 4 diciembre, 2015, Daniel
Alexis Pérez Aguilar).
Y en este último párrafo está la clave: no se trata de que la
información sea abundante, sino de que sea verídica y de que esté
organizada de acuerdo a determinados fines. E insisto en la clave:
dentro de un marco conceptual, o visión del mundo y de la vida.
Sí, estamos entonces en un terreno, aparentemente difícil, que no
hay que eludir, sino explicar. Se trata de la famosa propuesta de la
filosofía alemana de la segunda mitad del siglo XVIII: el concepto de
Weltanschauung.
Visión del mundo y de la vida o cosmovisión es la traducción
del término alemán Weltanschauung. Se trata de una imagen
general de la existencia, que una determinada sociedad se forma en
una época determinada.
Y todavía más, una Weltanschauung suele estar compuesta por
percepciones, conceptuaciones y valoraciones sobre dicho
entorno. A partir de las acciones, las personas o sociedades
interpretan su propia naturaleza y la de todo lo existente, y definen
las nociones comunes que aplican a los diversos campos de la vida,
desde la política, la economía o la ciencia hasta la religión, la moral
o la filosofía.
La ignorancia
En suma, se trata de la manera en que una sociedad o persona
percibe el mundo y lo interpreta. Entonces el concepto resulta
importantísimo para abordar el problema de la información y su
relación con el poder. Obviamente el enemigo número uno de una
Weltanschaung moderna es la ignorancia.
Ahora que el psicópata que todavía habita la Casa Blanca de los
Estados Unidos perdió su reelección, conviene reflexionar sobre las
causas. Sí, definitivamente fue por sus errores, por su ignorancia
política, pero también porque el pueblo norteamericano no es lo
suficientemente ignorante como para volver a votar por él.
Usted me dirá, bueno lo que pasa ya pasó hace cuatro años cuando
ganó por un estrecho margen, igual ahora perdió. Sí, pero lo que
está en el fondo es el terrible desequilibrio de la sociedad
norteamericana: la buena educación, la de excelencia es elitista.
Al igual que hace cuatro años, volví a escuchar a comentaristas y
amigos que aseguraban que no iba a pasar nada, ya que “al fin y al
cabo los dos candidatos son gringos y cualquiera que ganase sería
prácticamente lo mismo”.
Lo que denota esta postura es un profundo desconocimiento de lo
que es la sociedad norteamericana y de cómo opera su clase
política: en suma, lo que denota es ignorancia.
El concepto de ignorancia significa carencia general o parcial de
conocimientos científicos, de letras (literatura) y de información.
También puede utilizarse como sinónimo de añoranza. El que me
interesa aquí es el concepto que le dio significado al gobierno de
Trump.
La ignorancia así entendida sería la piedra de toque, que en gran
medida nos explica las grandes calamidades del mundo que nos
tocó vivir. Una sociedad ignorante es el mejor caldo de cultivo para
gobiernos demagogos, corruptos y abusivos.
La ignorancia entendida como debilidad:
incompetencia, incultura
Pero si además de un pueblo ignorante, sus gobernantes también lo
son, el resultado es explosivo y cualquier cosa puede suceder. Nada
más hay que ver cómo está nuestro país. El problema de los
Estados Unidos y del mundo fue que tuvimos durante cuatro años
un ignorante con el máximo poder bélico global.
No quiero ponerme también tremendista. Por fortuna estamos
viviendo la era de las tecnologías de la información y la
comunicación. Hoy en día todo se sabe, “la gran cloaca está
abierta”. Sí, pero la tecnología es tan sólo un instrumento y
también es cierto que muchos la usan para mentir, engañar y
manipular.
Hay que recordar aquello que aprendimos en familia o en la Iglesia:
¡ninguno debe aprovecharse de la ignorancia ajena! Y ahí está la
clave, Joe Biden y Donald Trump no son lo mismo, tampoco lo son
sus electores, sus votantes.
Por el primero votaron los estudiantes, los profesionistas y las
clases medias trabajadoras que además de contar con solvencia
intelectual, tienen una aceptable formación ética. Saben de
historia, saben de derechos humanos y entendían cabalmente la
disyuntiva. La República Imperial es más que un pueblo ignorante.
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