Además de ser uno de los caudillos más emblemáticos de la Revolución Mexicana, Francisco Villa, mejor conocido como el Centauro del Norte, también podría ostentar otro título poco conocido: el de primer biker mexicano.
Documentos históricos y testimonios recopilados por cronistas e investigadores, como el escritor Paco Ignacio Taibo II, revelan que el general revolucionario fue un entusiasta de las motocicletas. Villa llegó a poseer hasta cuatro motocicletas de la marca Indian Scout modelo 1921, una de las más prestigiosas de la época, fabricada por Indian Motorcycle Company en Estados Unidos.
Caballos de carne y hueso… y de acero
Conocido por su dominio a caballo, Villa sorprendió a muchos al integrar la motocicleta a su vida cotidiana y, en ocasiones, a su estrategia militar. Durante la llamada Expedición Punitiva de 1916, emprendida por el ejército estadounidense con más de 10 mil soldados en busca de Villa, se reporta que el general utilizó motocicletas como medio de escape en lugar del tradicional caballo, burlando así la persecución.
Las unidades que usó eran Indian Scout de 15 caballos de fuerza. Estas motos, además de transportarlo por los complicados terrenos del norte del país, también sirvieron en enfrentamientos donde Villa decidió reemplazar el caballo por el moderno vehículo de dos ruedas.
Paradójicamente, los soldados estadounidenses también emplearon motocicletas durante la expedición, pero de la marca rival: Harley-Davidson. A pesar de la tecnología de la época y la superioridad numérica, Villa nunca fue capturado.
Más que guerrillero: un personaje multifacético
Los relatos populares y registros históricos revelan una cara más humana y cotidiana de Villa. Le gustaban las malteadas de fresa, los bailes, las fotografías —en las que siempre posaba con alegría y porte—, y las albóndigas, su platillo favorito. Era conocido por ser abstemio, pero también por su gusto por la música y el baile, así como por su legendaria fama de mujeriego.
Otro de sus distintivos era el uso del sombrero estilo salacot, conocido popularmente como “de cuatro pedradas”. Villa fue un hombre que combinó la rudeza de la guerra con una personalidad magnética y excéntrica.
Una figura que sigue dando de qué hablar
Francisco Villa fue asesinado en una emboscada el 20 de julio de 1923, en la calle Juárez de la ciudad de Parral, Chihuahua. Aunque muchos esperaban que muriera en combate, su muerte fuera del campo de batalla solo aumentó el misterio y leyenda en torno a su figura.
Hoy, a más de un siglo de su gesta revolucionaria, el Centauro del Norte sigue dando de qué hablar. No solo por sus hazañas militares, sino por facetas menos conocidas, como su afición por las motocicletas, que lo colocan como una figura adelantada a su tiempo. Pancho Villa no solo cabalgó sobre su inseparable corcel… también sobre los primeros “caballos de acero” de la historia mexicana.
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