San Andrés Cholula, Puebla — En el corazón de la junta auxiliar de San Luis Tehuiloyocan, un inmueble colonial del siglo XVIII guarda uno de los misterios más fascinantes de Puebla. Se trata de la llamada Casa del Diablo, una construcción envuelta en símbolos esotéricos, leyendas de culto satánico y un mural que desafía la iconografía religiosa de su tiempo.
A simple vista, la casa —ubicada en la calle 5 de Mayo número 188— podría pasar inadvertida entre las viviendas coloniales de la región. Sin embargo, basta acercarse para descubrir su fachada única, elaborada con la técnica de piedra rejoneada, en la que pequeñas piedras volcánicas incrustadas forman figuras humanas, animales y signos místicos.
Un hallazgo que reveló el misterio
El enigma salió a la luz en 1979, cuando el investigador José Antonio Terán Bonilla descubrió la casa durante trabajos de restauración en la plaza y Vía Crucis del pueblo. Al analizar sus muros, encontró símbolos religiosos mezclados con otros de connotación pagana o incluso satánica: inscripciones al revés, monos antropomorfos, círculos con seis puntos y llamas que parecían representar altares de fuego.
Terán Bonilla interpretó que el inmueble podría haber sido un espacio destinado a rituales contrarios al cristianismo. Incluso observó que la casa está orientada hacia el poniente, una dirección inusual para los templos católicos de la época, lo que reforzó la hipótesis de un uso alternativo o clandestino.
Entre la historia y la leyenda
Las versiones populares pronto se multiplicaron. Los habitantes de Tehuiloyocan aseguran que allí se realizaban misas negras y que en el pozo central se practicaban sacrificios, arrojando incluso cuerpos de niños. Otros cuentan que al anochecer se escuchan moscas verdes zumbando alrededor de la fachada, señal —dicen— de la presencia del mal.
Aunque ninguna de estas historias ha sido comprobada, su persistencia ha convertido a la Casa del Diablo en un punto obligado para curiosos, investigadores y amantes de lo paranormal.
Un espacio cultural con pasado oscuro
Hoy, el inmueble alberga la Biblioteca Amoxcalli, que en náhuatl significa “Casa de los Libros”. Desde allí se organizan talleres, lecturas y actividades culturales para la comunidad. Sin embargo, la casa ha sufrido abandono y deterioro; en años recientes, el gobierno poblano anunció proyectos de rehabilitación para preservar tanto la estructura como su valioso mural.
A pesar de su oscuro nombre, la Casa del Diablo ha encontrado una nueva vocación: la del conocimiento. “Es un espacio donde la historia, el arte y la imaginación se cruzan”, comentan los lugareños, conscientes de que el mito seguirá atrayendo a quienes buscan el lado oculto de Cholula.
Un tesoro para descubrir
Visitar la Casa del Diablo es adentrarse en una parte poco conocida de Puebla: una mezcla de arte popular, simbolismo religioso y leyenda viva. Aunque el misterio sigue sin resolverse, el sitio se mantiene como un testimonio de la complejidad cultural y espiritual que ha caracterizado a Cholula desde tiempos prehispánicos.
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