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Alejandra Escamilla foto: redes sociales |
El reciente estreno de la bioserie 'Chespirito: Sin querer queriendo' no solo ha reavivado la nostalgia por uno de los mayores íconos de la televisión mexicana, sino que también ha puesto nuevamente en el centro de la conversación a Graciela Fernández, la mujer que fue el primer gran amor y apoyo incondicional de Roberto Gómez Bolaños, mejor conocido como Chespirito.
De origen argentino, Graciela conoció a Roberto cuando apenas tenía 15 años y él 22. Su historia comenzó en la colonia Del Valle de la Ciudad de México, en un romance descrito como un flechazo inmediato que marcaría la vida del joven escritor y comediante.
Su relación, que floreció durante la década de los cincuenta, se consolidó con su boda en 1968. Durante más de dos décadas, Graciela no solo fue su esposa, sino su compañera inseparable en giras, sets de grabación y procesos creativos. Uno de los detalles más entrañables es que fue ella quien confeccionó con sus propias manos el primer traje del Chapulín Colorado, personaje que conquistaría a millones en América Latina.
De su matrimonio nacieron seis hijos: Roberto, Graciela, Marcela, Teresa, Paulina y Cecilia Fernández, quienes en diversas ocasiones han compartido la relevancia de su madre en la vida personal y profesional de Chespirito.
Sin embargo, la historia de amor no resistió el paso del tiempo. En su libro autobiográfico Sin querer queriendo, Gómez Bolaños confesó que su relación con Graciela se fue deteriorando paulatinamente mientras crecía su vínculo con Florinda Meza, actriz con quien mantuvo una relación extramarital desde los años setenta y que finalmente se convirtió en su segunda esposa. La traición y las tensiones familiares culminaron en un divorcio en 1989.
Tras la separación, Graciela Fernández optó por retirarse completamente de la vida pública. Sus hijos han señalado que el proceso de divorcio le provocó un dolor profundo, pero prefirió permanecer en el anonimato hasta su fallecimiento el 29 de agosto de 2013, a los 84 años de edad. La familia no reveló las causas de su muerte, pero despidió a quien considera un pilar discreto pero determinante en la trayectoria de uno de los comediantes más queridos de México.
Hoy, gracias a la nueva bioserie, el nombre de Graciela Fernández vuelve a resonar como parte indispensable de la leyenda de Chespirito, recordando que detrás del hombre que hizo reír a generaciones, hubo una mujer que, sin querer queriendo, dejó una huella imborrable.
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